El riesgo de la N-122 causa 70 accidentes al año en la Ribera

En la última década se han registrado 725 siniestros, con cinco fallecidos y los puntos negros se concentran en Vadocondes, Castrillo de la Vega y La Vid

Desde que el gobierno regional declarase el proyecto de conversión de la N-122 en autovía de interés estratégico, en 1993, han pasado más de tres décadas y muchas vidas sufren las consecuencias de la peligrosidad de esta carretera, que atraviesa once términos municipales en la Ribera burgalesa a lo largo de apenas 50 kilómetros, en los que sólo se han convertido en vía rápida los 13,4 kilómetros de la variante de Aranda, que se inauguró en julio de 2022 después de siete años de obras y que evita las travesías de Fresnillo de las Dueñas, Castrillo de la Vega y la propia capital ribereña. El resto del trazado sigue huérfano de una estructura de carriles dobles en ambos sentidos que favorezca la seguridad vial al evitar travesías imposibles de cruzar sin arriesgar la vida y la reducción del tráfico, que acumula intensidades medias de circulación superiores a los 6.000 vehículos diarios, con un elevado porcentaje de camiones.

El hecho constatable de que la construcción de la Autovía del Duero acumula el mayor retraso en el territorio burgalés, frente a los avances en el vallisoletano y soriano, se traduce en unas cifras de siniestralidad que dan la medida de la urgente necesidad de concluir este proyecto. En la última década se han registrado 725 accidentes entre Zuzones y Nava de Roa, de punta a punta del trazado de la N-122 en la comarca. Una media de 70 siniestros al año, que se reparten de forma dispar en las diferentes localidades y con niveles de gravedad diversos, desde los choques sin heridos hasta los cinco fallecidos en otros tantos accidentes.

Por concentración de siniestros, Vadocondes encabeza esta negra clasificación con 138 accidentes registrados desde junio de 2015. Sus vecinos y su alcalde conviven con esta peligrosidad a diario y, aunque la N-122 no atraviesa su casco urbano, el municipio soporta un cruce para acceder a él que provoca el mayor número de colisiones entre vehículos de toda la comarca. «El problema está en el cruce, que soporta un elevadísimo tráfico sobre todo de camiones, y no pasa más no sé por qué, los vecinos estamos acostumbrados a ese punto y somos más precavidos», reconoce Luis Javier Herrera, primer edil vadocondino, que advierte que la peligrosidad se ha incrementado en los últimos meses. «Con las obras de la A-11 hacia Soria hay más movimiento de camiones, y encima se ha sumado el tráfico que no puede pasar por San Esteban de Gormaz por el derrumbe de su puente», explica la situación que le ha llevado a pedir una reunión con los responsables de las empresas trabajan en el futuro tramo de la A-11 «para que pongan alguna limitación de velocidad o algo para evitar más accidentes».

Lista negra. La clasificación ribereña por número de siniestros continúa con Castrillo de la Vega, con 111 en esta última década, y La Vid, con 110. Unos datos, facilitados por el 112 de Castilla y León, que colocan en cuarta posición a Fresnillo de las Dueñas, por los 81 accidentes en su término municipal y por ser el punto negro más luctuoso: el cruce que conecta la N-122 con la variante de Aranda de la A-11. Dos personas han perdido la vida en ese kilómetro 263, una en marzo de 2016 y la segunda en julio de 2018. La mejora de la señalización y la colocación de un radar limitó la gravedad de los siniestros, pero no el número, con más de 40 en los seis años y medio.

Los otros tres accidentes mortales en esta década se localizaron en octubre de 2015 en Castrillo de la Vega, en el kilómetro 277, en la colisión entre dos motos y un buggy que conducía el fallecido, un hombre de 46 años natural de Guma; en noviembre de 2022 la víctima mortal, un vecino de Milagros de 50 años, se producía en la rotonda que conecta la N-122 con la A-1 en Aranda de Duero; y el último siniestro con resultado de muerte se registró en octubre de 2024 en el kilómetro 285, en Fuentecén, al chocar un turismo y un camión que se achacó al incremento del tráfico pesado en la N-122 con motivo de las obras de conexión de la variante de la A-11 entre Castrillo de la Vega y Haza, con el resultado de un fallecido y cuatro heridos, uno de ellos de gravedad.

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