3 de cada 4 bodegas ofrecen espacios para turismo de congresos
Las elaboradoras de la Ruta del Vino intentan atraer a las empresas para que usen sus instalaciones para ocio o reuniones. Este tipo de visitas ha crecido en los últimos años y llega, sobre todo, de Madrid
Un total de 50 bodegas de la Ruta del Vino Ribera del Duero ofrecen sus instalaciones a empresas para que desarrollen congresos, reuniones y otras actividades de carácter lúdico. Esta cifra supone casi un 75% de las elaboradoras que están adscritas a esta entidad, a las que se les suman muchas otras que, a pesar de no pertenecer al consorcio enoturístico también cuentan con espacios preparados para ello.
La apuesta por este tipo de turismo supone una importante apertura que las empresas de la zona ven como una oportunidad de ampliar las visitas a otros días de la semana y no limitarlas sólo a los momentos vacacionales. Además de las bodegas, seis municipios de la comarca ofrecen sus espacios para que se utilicen con este fin. Aranda, Roa, Caleruega, Fuentespina, Milagros y Vadocondes ponen a disposición de organizaciones sus espacios públicos para la celebración de congresos, reuniones u otro tipo de actividades que lo precisen. «Aquí se han celebrado congresos en las instalaciones del monasterio», explica Lidia Arribas, alcaldesa de Caleruega.
Las amplias posibilidades en el territorio se ven eclipsadas por uno de los grandes handicaps de la zona: la oferta hotelera. La falta de habitaciones en establecimientos de cuatro y cinco estrellas merma las posibilidades a la hora de atraer grandes congresos o reuniones multitudinarias. Además, los espacios públicos siguen sin estar preparados para albergar grandes eventos en este sentido.
«Tenemos una gran ventaja para atraer empresas al territorio, pero tenemos un déficit grandísimo en hotelería», manifiesta Noemí Moral, responsable de enoturismo de Dominio de Cair. Para las bodegas, el aumento de plazas de hotel con la apertura de establecimientos como Castilla Termal se convierte en una importante oportunidad para el desarrollo de este tipo de visitas.
Moral asegura que la mayor parte de las peticiones que reciben en este sentido se hacen para realizar actividades sin pernoctaciones a pesar de que un gran número de las visitas lleguen desde fuera de la comarca. «El grueso de las empresas vienen de Madrid, pero también tenemos peticiones de firmas establecidas en Aranda, sobre todo de las que son más grandes», explica la responsable de Cair.
En el caso de las elaboradoras de vino, las posibilidades que se ofrecen a las empresas no se limitan a la cesión de una sala de reuniones o un espacio para realizar una ponencia. La mejor forma con la que pueden atraer público es con la creación de experiencias orientadas a actividades lúdicas que complementen su visita a la zona.
«Aún vemos poco movimiento, sobre todo nos eligen para organizar algunas jornadas de empresa de cara al fin de semana para ampliarlas con opciones de ocio», relata María Rodero, de Bodegas Rodero, quien ve una gran oportunidad en la llegada de este tipo de turismo, pero también lamenta la baja oferta de alojamiento en este sentido.
«Cada día la gente demanda más este tipo de servicios», argumenta Antonio García Figuero, uno de los propietarios de Bodegas Figuero. Asegura que la Ribera del Duero cuenta con un importante potencial y manifiesta que este turismo puede convertirse en un impulso para promover la economía circular de la comarca que permita crecer a todo tipo de empresas. «Es un sector interesante, pero necesitamos más hoteles para desarrollarlo», añade.
«Hay que irlo a buscar». Noemí Moral asegura que una de las principales características del turismo de empresa es que no viene motu proprio, «hay que irlo a buscar». Afirma que desde la bodega para la que trabaja, llevan años orientados a desarrollar oferta orientada a este sector y que se han acostumbrado a «hacer trajes a medida» para quienes lo demandan.
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