Una segunda vida para los edificios antiguos

Los ayuntamientos de varios municipios ribereños rehabilitan viejos inmuebles para convertirlos en museos, áreas sociales, espacios de teletrabajo o centros de interpretación y así, darles una segunda vida útil

Impulsar la vida en los pueblos pasa por tener mucha creatividad y aprovechar cualquier resquicio para poner en marcha proyectos que dinamicen la actividad cultural y social y permitan la atracción de nuevos habitantes. En los últimos años, utilizar viejos edificios y darles una nueva vida se ha convertido en una de las principales formas de conseguir crear nuevos bares, viviendas, salones sociales y museos en las zonas rurales.

Cada vez se ve de forma más común proyectos de los consistorios que rehabilitan viejas escuelas y casas de carácter público para crear viviendas y ponerlas a disposición de quien pueda estar interesado. Sin embargo, en muchas ocasiones se buscan otras salidas para estos edificios antiguos que se reforman poco a poco y con la ayuda de fondos públicos.

Localidades como Pardilla o Fuentenebro se han hecho con sus respectivas Casas de Cura con la intención de crear en ellas salones sociales, aulas para talleres, espacios de teletrabajo o centros de interpretación. Milagros, por su parte, lleva tiempo con un proyecto para recuperar la Casona de Vela Zanetti y utilizarla como espacio cultural.

Villanueva de Gumiel reformó también sus lavaderos, algo que le ha permitido contar con un nuevo reclamo turístico para potenciar la llegada de visitantes hasta el pueblo. Este también supone el caso de Haza, que reformó su torreón y lo convirtió en un museo que se puede visitar cualquier día del año gracias a un sistema telemático de control.

Poblaciones cercanas como Torregalindo proyectan recuperar su castillo y darle un nuevo uso. Valdezate o La Sequera ya tienen ermitas renovadas y Moradillo ha conseguido sacar partido a sus bodegas y lagares para darse a conocer al resto del país.

Rodrigo González junto a la viga del lagar de Tubilla. / Valdivielso

Rodrigo González | Tubilla del Lago

«El sitio es precioso y se puede aprovechar»

«Mi fantasía es poner proyectores que iluminen como si la pila se fuese llenando y se pueda ilustrar cómo se hacía el vino», cuenta Rodrigo González, alcalde de Tubilla del Lago. Este supone uno de los proyectos que tiene en mente para dar valor a una obra que realizó el Consistorio de esta localidad hace un par de años y que les permitió recuperar un antiguo lagar que cuenta con un amplio espacio añadido. 

Uno de los objetivos está puesto en cerrar una parte de este edificio para habilitar unos baños y crear una sala multifuncional. El alcalde planea que tras las nuevas obras se pueda convertir en salón social y que permita la celebración de talleres y otras actividades organizadas tanto por el propio Ayuntamiento como por las asociaciones con las que cuenta la localidad.

«El sitio es precioso y se puede aprovechar para cualquier cosa», dice González. El plan tiene una segunda fase que añadiría una exposición etnográfica y que permitiría las visitas al lagar con iluminaciones que ayuden a mostrar cómo se elaboraba el vino antiguamente en el propio edificio.

Javier Herrera muestra el antiguo matadero que acogerá un museo. / Valdivielso

Luis Javier Herrera | Vadocondes

«El espacio será para disfrutarlo todos»

«Santiago tiene 83 años y quería hacer algo por el pueblo, así surgió el proyecto. Él deja todos sus cosas, pero el espacio será para disfrutarlo todos». Javier Herrera explica que el plan de renovación del antiguo matadero de Vadocondes surge de la mano del prestigioso cocinero asentado en Marbella, Santiago Domínguez, oriundo del pueblo.
Domínguez ha ayudado económicamente al Ayuntamiento del municipio para poder crear un museo en el que mostrar algunas de sus pertenencias y a su vez, dotar al pueblo de un espacio polivalente que permita la realización de actividades culturales. El local ya ha acogido exposiciones anteriormente, entre las que se encuentra una de Severino Monge, un pintor especializado en pintura rápida, también de la localidad. 

El museo se gestionará a través de una periodista cercana a su impulsor, Domínguez, y espera convertirse en un atractivo turístico para la zona, que permita conectar tradición, gastronomía y arte. «Queremos darle publicidad y notoriedad, pero con respeto. Es su legado», concluye Luis Javier Herrera.

Casilda Lázaro en el lagar que acoge el bar de su pueblo. / PatriciaCasilda Lázaro | Terradillos de Esgueva 

«Sin bar pierdes el punto de encuentro»

«Somos unas 50 personas viviendo en el pueblo, si pierdes el bar, pierdes el punto de encuentro». A punto de quedarse sin un espacio común estuvo Terradillos de Esgueva cuando hace unos años, el Ayuntamiento decidió darle una vuelta a un viejo lagar y convertirlo en un establecimiento de estas características. Casilda Lázaro, alcaldesa de esta localidad, tiene claro que supuso un gran acierto de su abuela, que fue quien impulsó este proyecto.

Se hizo mediante ayudas públicas y en varias fases, pero gracias a ello, actualmente, cuentan con un bar que poder disfrutar. «Nos da mucha vida. Ahora mismo, lo lleva Irene, una chica de 24 años que dinamiza el ambiente del pueblo», explica la primera edil.

Este proyecto ya cuenta con varios años, pero no supone el único que tiene la localidad. Para potenciar la llegada de nuevos habitantes, el gran problema del mundo rural, rehabilitaron dos apartamentos en las antiguas escuelas que pueden alquilarse. «Uno de ellos lo utiliza la chica que gestiona el bar, el otro se usa para trabajadores que pasan aquí un tiempo».

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