El estreno de la obra los días 23 y 24. (Los Innombrables)

Silencio roto en la noche de los muertos

La Tarasca completa el aforo en el estreno de 'Innombrables', un montaje creado en recuerdo de los fusilados en la Guerra Civil que siembran las cunetas españolas

A.S.R. / Burgos
«¡Cuánta ausencia! ¡Cuánto dolor! ¡Cuantísima tristeza!». Ausencia, tristeza. Dolor, tristeza. Muerte, tristeza. Soledad, tristeza. Impotencia, tristeza. Rabia, tristeza. Incertidumbre, tristeza. Polvo, tristeza... El teatro no era teatro ayer. Eran emociones. Era la historia de las familias que han vivido durante años con el peso de saber que allí, en esa loma, junto a las encinas, yacía enterrado su padre, su hermano, su hijo, su vecino... su abuelo, como el de Mariví Ramos. Su empeño por compartir sus sentimientos por un abuelo fusilado y enterrado en una cuneta propició Innombrables, una producción de La Tarasca estrenada anoche en el Teatro Principal, con el aforo completo (limitado a 140 plazas) y que vuelve hoy a escena.
La fosa. Los muertos cubiertos de tierra, presentes. Los espectadores -con muchas caras del mundo del teatro- toman sus asientos. A escasos metros de ellos. Como pasa la gente al lado de estas tumbas. Sin saber la vida que se perdió en ellas, historias que no fueron y que nunca serán... «Peines de poco pelo, botones perdidos entre costilla y costilla, monedas salvadas de la codicia de los verdugos, una medalla de la Virgen de la Dolorosa, pendientes que no penden de ningún lado, una alianza, un anillo de boda, el de Luisa 1931 (...). Y balas, balas, cientos de proyectiles».
Y preguntas, preguntas, cientos de preguntas. Las que se hace Mariví, pero también Gonzalo Martínez, un agricultor de Vadocondes que lleva años luchando contra la pérdida colectiva de la memoria. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Por cuánto? ¿Para quién? ¿Por qué se llora a los muertos tan alejados en el tiempo? ¿Por qué se lame uno las heridas cuando vuelven a brotar una y otra vez? ¿Por qué se duda de su muerte? ¿Por qué coño no se ha condenado a sus asesinos?
Preguntas sin respuesta. Preguntas que caen en la fosa común. En la fosa en la que los muertos han pasado setenta años de soledad, de olvido, de polvo. Un silencio roto con una larga y compartida reflexión sobre la existencia, la vida, el miedo, la ausencia de una mano amiga que los conduzca al exterior, la búsqueda del propio rostro y la seguridad de hallarlo con los ojos desorbitados,  el desaliento, la larga espera, la huida, el descanso que no llega, la muerte, la desesperación, la incertidumbre, los fantasmas acechantes, el baile eterno en una feria de juguetes rotos...

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